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A pocos días de haber sido liberado en una playuela de Punta Salinas, en Toa Baja, el manatí Tuque se topó con peligro inesperado: la compañía del venenoso pez león.
El director del Centro de Conservación de Manatíes (antigua Red de Varamientos), Antonio Mignucci, informó que el pasado sábado, 24 de abril tres peces león fueron avistados en el cerco de mar donde fue liberado Tuque. Ese cerco de mar es de casi 700 metros y -en teoría- impide la entrada de más animales a la playuela.
Al día siguiente (domingo), fueron avistados otros 11 peces león, de los cuales sólo ocho pudieron ser capturados y sacados del agua.
“Dos de los que se escaparon eran recién nacidos de ¾ de pulgada de largo. El más grande mide una seis pulgadas de largo”, precisó Mignucci.
“El grupo del Centro continuará monitoreando la situación dentro del cerco y sus alrededores para evitar cualquier problema que este pez invasivo pueda causarle a Tuque durante su adaptación”, abundó.
Según el biólogo marino, Tuque es un animal tan grande que el veneno de un pez león no le causaría la muerte. Sin embargo, advirtió que si el mamífero marino pega su hocico a las aletas del pez, podría acabar con hinchazón. Asimismo, se le afectarían la respiración y/o el movimiento (causarle parálisis). El pez león posee bolsas de veneno en sus espinas, que le sirven como mecanismo de defensa ante sus depredadores naturales.
Pero más allá de esta amenaza, a Tuque le va bien en su nueva casa, afirmó Mignucci.
“Se ve bien, explorando, aunque está en huelga de lechuga y de agua por ahora. Se ha visto con yerbas marinas en la boca, pero todavía queda asegurarse de que coma por su cuenta”, dijo.
El día de la liberación (21 de abril), Mignucci indicó que a Tuque se le dará lechuga por un mes en lo que aprende a alimentarse por sí solo de yerbas marinas. También se le dará agua potable, porque estos animales no beben agua salada.
Agregó el enorme mamífero marino, de 469 libras y 7.5 pies de largo, se pasa el día moviéndose por las áreas más hondas de la playuela.
Tuque pasará de tres a seis meses en esta playuela y, de no haber problemas con su adaptación, será liberado en las aguas de Ponce donde fue rescatado en el 2005.