Bayamón, Puerto Rico—Hay buenas noticias en el ámbito manatístico en el Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico. Los dos manatíes en rehabilitación en la Universidad Interamericana, Aramaná de cuatro meses y Guacara de 6 años, obtuvieron excelentes calificaciones por parte del veterinario y el curador de la instalación.
Aramaná fue rescatado el 18 de mayo de 2011 en Dorado, al hallarse huérfano, malherido y con una gran infección bacteriana. “Llegó de 43 libras en un muy mal estado, pero hoy se encuentra bien de salud y con 73 libras de peso,” informó el doctor Antonio Mignucci, curador del Centro y profesor investigador del Recinto de Bayamón de la Universidad Interamericana. “Nos costo mucho trabajo y esfuerzo estabilizarlo, combatir su enfermedad y recobrarle su salud a como se ve hoy,” añadió el doctor Antonio Rivera, veterinario a cargo de los manatíes.
Por su parte Guacara, quien llegó de la Florida el 9 de diciembre de 2010 con una incapacidad pulmonar, ha progresado y fuera de su condición respiratoria, goza de buena salud. “Pudimos en estos útlimos seis meses subirlo de peso con una dieta especial, de 687 libras a las 821 libras que pesó en el día de hoy,” añadió Mignucci. “Esto es importante para el ya que con una composición mayor de grasa corporal, ayudaremos a mejorar su flotabilidad y que este más cómodo dentro de su incapacidad,” explicó el profesor universitario.
Guacara sufrió un impacto de bote en el río Wakulla en el noroeste de Florida en el 2008 lo cual daño su diafragma y pulmón derecho. Esto a su vez causa que Guacara no flote muy bien en la columna de agua y por tanto no es candidato a ser liberado en un futuro. En Puerto Rico, servirá de padre sustituto a los cachorros que rehabilita el Centro y así se adapten mejor a relacionarse con otros manatíes cuando sean liberados en el mar.
Los manatíes son una especie en peligro de extinción debido a la caza de este mamífero para consumir su carne a través del Caribe, Centro y Sur América. En Puerto Rico sus amenazas mayores son los impactos por lanchas a velocidad y el desarrollo desmedido que afecta la salud de las costas y praderas de yerbas marinas de las cuales se alimenta. Se estima que la población de manatíes de Puerto Rico esta entre unos 300 y 600 animales.
El Centro de Conservación de Manatíes es una instalación autorizada por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (USFWS) para llevar a cabo la rehabilitación de esta especie en peligro de extinción. “Nos sentimos muy orgullos del progreso de Aramaná y Guacara y del trabajo colaborativo con el Centro a través de todos estos años,” dijo por su parte Marelisa Rivera, directora de la Oficina Ecológica del Caribe del USFWS.
Jonathan Pérez, del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico de la Universidad Interamericana muestra a la cría bautizada "Aramana". EFE
Bayamón (Puerto Rico), 22 jul (EFE).- El Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico de la Universidad Interamericana es referencia internacional para la defensa de esta especie en peligro de extinción en el Caribe.
El director del centro y profesor de Biología Marina en esa universidad, Antonio Mignucci, señaló hoy a Efe que desde Puerto Rico trabaja para asesorar a países de América Latina en la defensa de los manatíes.
“Actuamos como puente con América Latina”, destacó Mignucci, tras explicar que el Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico ha asesorado en los últimos años a Perú y Colombia, países con importantes colonias de manatíes.
Mignucci subrayó que la cercanía cultural y el idioma han hecho que su centro colabore de forma estrecha con esos países, a los que los expertos de Estados Unidos -país líder en investigación sobre manatíes- tienen reticencia para desplazarse.
El experto puertorriqueño se refería a la labor de asesoría que durante los últimos años ha llevado a cabo en ACOBIA-DWA ZOO, en el área amazónica de Iquitos (Perú), donde se desarrolla un proyecto de rescate de crías de manatíes.
“Colaboramos en ese centro para la recuperación de catorce animales”, cuenta Mignucci sobre el apoyo dado a sus colegas peruanos.
El apoyo del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico a países latinoamericanos también ha llegado a Colombia, en concreto a la Fundación Omacha, organización no gubernamental dedicada a la investigación y conservación de recursos naturales con énfasis en ecosistemas acuáticos.
“En Colombia hemos colaborado en un proyecto para manatíes en el Caribe de liberación de ejemplares con transmisores para ser controlados”, señaló Mignucci sobre el trabajo con la Fundación Omacha.
El profesor recordó que también ha ayudado en labores de asesoramiento al Acuario de Santo Domingo de la República Dominicana, país que como denuncia tiene una población de manatíes más escasa que la de Puerto Rico y menos protegida por normativa legal.
La labor del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico ha trascendido al ámbito continental, cuenta Mignucci, que este año se desplazó a Taiwán para ayudar a un centro local en la recuperación de un manatí enfermo.
Un colaborador de su equipo también se desplazó, en este caso a Gabón, para enseñar a expertos locales del país africano el tratamiento de recuperación de crías de este mamífero marino.
El centro puertorriqueño, en el que colaboran 30 personas, cuenta en la actualidad con dos animales en recuperación, un adulto bautizado “Guacara”, procedente de Florida, donde fue golpeado en 2008 por una lancha en el río Wakulla, lo que le dejó cicatrices en su lomo y lesiones en el diafragma y los pulmones.
“Guacara” ejercerá en el centro de padre sustituto de crías huérfanas de la especie, labor que comenzará con “Aramana”, rescatado el pasado mayo en una playa de Dorado, localidad del norte de la isla caribeña.
El animal, un macho, fue trasladado a las instalaciones del centro que dirige Mignucci en el que se recupera.
El centro, con un presupuesto anual de 250.000 dólares, se mantiene gracias a la ayuda gubernamental, de la propia Universidad Interamericana y de empresas privadas.
La aportación de fondos es fundamental para el mantenimiento del centro, ya que el ejemplar adulto consume alimentos -lechuga, espinacas o plátanos- por valor de miles de dólares al año.
El experto resaltó que el esfuerzo es fundamental para recuperar a una especie en grave peligro de extinción en el Caribe y Puerto Rico, país en el quedan cerca de 600 ejemplares.
Dijo que para la continuidad de la especie se necesitan entre 3.000 y 4.000 ejemplares en la isla.
Tras la casi prohibición de su caza que supuso una ley de protección en 1994, la principal amenaza para la especie han sido los accidentes que sufren los manatíes, golpeados por embarcaciones de recreo en las cercanías de la costa puertorriqueña.
El manatí o vaca marina, que alcanza hasta 5 metros de longitud y 500 kilogramos de peso en su etapa adulta, habita ríos y estuarios de la cuenca del mar Caribe y formaba parte de la dieta de los taínos, los indígenas que habitaban Puerto Rico antes de la llegada de los españoles.
Por Keila López Alicea/ keila.lopez@elnuevodia.com
El manatí Tuque se encuentra nadando libremente en el mar luego que ayer se quedara estancado por varias horas en una tubería en la playa Punta Salinas en Toa Baja.
El director del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico, Antonio Mignucci, informó que se tomó la decisión de dejarlo en altamar tras realizarle estudios a eso de las 2:30 a.m.
“Lo liberamos en la playa Punta Salinas y está merodeando el área entre la playa y el río La Plata. Lo estamos monitoreando”, expresó Mignucci.
Ayer, el manatí se atoró en una tubería utilizada para el control de inundaciones de Levittown. Se cree que los cambios en la marejada lo empujaron hasta el área, que queda cerca del lugar donde Tuque se alimenta de yerbas marinas.
Personal del Cuerpo de Vigilantes del Departamento de Recursos Naturales (DRNA), del Centro de Conservación de Manatíes y decenas de curiosos se movilizaron al lugar para asegurarse que el mamífero marino no estuviera herido, pero se tomó la decisión de no sacarlo inmediatamente y esperar a ver si se liberaba por si mismo.
“Mucha gente dice ‘rescátalo rápido, sácalo’ pero nosotros tenemos que darle esa oportunidad para que él tome experiencia y resuelva sus problemas. Hay un paralelo con los hijos adultos de uno, un papá con un hijo de 25 años no puede estar rescatándolo todo el tiempo”, sostuvo el profesor de la Universidad Interamericana de Bayamón.
Mignucci indicó que se le hicieron exámenes de sangre y se determinó dejarlo en la playa y no llevarlo al Zoológico de Mayagüez como se planeó inicialmente.
Tuque fue rescatado en septiembre de 2005 en la playa ponceña que de su mismo nombre, se cree que tras el abandono de su madre. Estuvo bajo el cuidado de la Red Caribeña de Varamientos y el Centro de Conservación de Manatíes por cinco años y en abril del 2010 fue liberado parcialmente en un área cercada en Punta Salinas.
El manatí fue liberado completamente por la propia madre naturaleza en septiembre del año pasado, luego que las marejadas provocadas por el paso cercano del huracán Earl rompieran la verja que lo protegía. Desde entonces, Tuque ha estado en altamar pero sin abandonar el área de Toa Baja.
Guacara le enseñará a comer vegetales a cualquier otro manatí cachorro que se recupere./Foto miprv
Por Gloribel Delgado Esquilín
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En Florida lo iban a sacrificar, porque Guacara es un manatí lesionado. Tiene problemas para flotar y si no viviera en una piscina llana, probablemente moriría ahogado. Por esa razón el Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico lo adoptó hace unos meses, con miras a que el animal entrene a otros manatíes.
Su tarea será mostrarle a otros cachorros de manatí que estén en cautiverio a cambiar su dieta. Para esto, el manatí adulto servirá de maestro y le mostrará a los cachorros a comer vegetales.
Guacara y Aramaná se encuentran en dos piscinas cercanas en las facilidades del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico./Foto miprv
Son hervíboros
Los manatíes son mamíferos marinos que se alimentan de leche durante sus primeros dos años. Pero una vez pasan su etapa primaria son hervíboros. En su estado natural se alimentan de yerbas marinas. Pero en cautiverio, su dieta principal es a base de lechuga y se complementa con brécol, espinacas, pepinillo, zanahoria, batata, manzana, sandía, papaya, entre otros.
Hasta el momento, Guacara prefiere las batatas para alimentarse. El domingo vimos cómo se devoró varias libras de batata mientras lo fueron a visitar. A sus 6 años, su estado de salud es bueno, cosa que es evidente con sus generosas 690 libras.
La dieta de Guacara incluye lechuga, manzana, sandía, brécol, papaya, zanahoria y batata/Foto miprvMmmmmm… parte del menú de Guacara./Foto miprv
Si Aramaná sobrevive
Si el bebé manatí que se recupera de la infección bacterial en una piscina junto a la suya, logra estabilizarse, Guacara tendrá su primer pupilo. En un año, cuando Aramaná cambie su bibí por comida sólida, se podrán ver nadar juntos en una piscina y compartir el manjar de vegetales y frutas que Guacara devora todos los días. Se estima que el manatí adulto come diariamente unas 60 libras de comida.
A diferencia de Aramaná, que es un manatí del Caribe (Trichechus manatus manatus), Guacara pertenece a otra especie de manatíes de Florida (Trichechus manatus latirostris). O sea, son como primos.
La voluntaria Patricia Rivera alimenta al manatí Aramaná, a sus espaldas la piscina de Guacara./Foto miprvGuacara es un manatí muy amistoso./Foto miprv
Aquí o allá siguen en peligro
Por esas aguas, al igual que en Puerto Rico, los manatíes se encuentran en peligro de extinción y son víctimas de peligros similares. Por ejemplo, los accidentes con motoras acuáticas y/o botes que manejan a toda velocidad en áreas protegidas son algunos de los peligros más frecuentes. Este fue el caso de Guacara, que a sus tres años fue golpeado en su lomo por un lancha en el río Wakulla. Tal accidente le produjo cicatrices en su lomo y lesiones en el diafragma y los pulmones que hoy día le impiden flotar y vivir libremente en el mar.
Se estiman en 6,000 los manatíes que habitan las aguas de Florida. Mientras que en Puerto Rico los números rondan los 600.
El manatí es cuidado de cerca por un equipo sacrificado que le cura las heridas e intenta controlar una infección bacterial./Fotos miprv
Por Gloribel Delgado Esquilín
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Aramaná, el cachorro de manatí que llegó hace 11 días a las facilidades del Centro de Conservación de Manatíes de Puerto Rico en la Universidad Interamericana de Bayamón, se está recuperando de su infección intestinal y sigue con vida.
El bebé fue rescatado en una playa de Dorado luego de habérsele perdido a su mamá y ahora un grupo de científicos y voluntarios le vigilan de cerca para que el manatí estabilice su salud.
Con turnos cada 3 horas para darle su bibí, sus medicinas y sus sobitos en la panza, el manatí es cuidado de cerca por un equipo sacrificado, que le cura heridas en la piel e intenta controlar una infección bacterial que le produce cólicos y diarrea.
Grace Ortiz junto a la voluntaria y estudiante de biología Ana Rodríguez, mientras examina al manatí/Foto miprv
Se está recuperando
En las mañanas le lavan las heridas con una esponja de yodo. Lo frotan con fuerza para desinfectar los rasguños que recibió mientras estuvo a la deriva en el mar. Según explicaron sus cuidadores, al frotarlo con fuerza ayuda a que sus heridas se curen más rápido y aunque lo hace por su bien, “parece que le duele, porque llora. Lo escuchamos vocalizar”, explicó Ana Rodríguez, quien ayer llevaba casi 18 horas trabajando en el Centro y que precisamente se gradúa de biología de la Universidad de Puerto Rico para continuar sus estudios en veterinaria.
El bebo se pasa el día tomando bibí, nadando y recibiendo sobitos para intentar disminuir los cólicos y la diarrea que tiene desde que llegó./Foto miprv
Pero no todo es malo para Aramaná. El bebo se pasa el día tomando bibí, nadando y recibiendo sobitos para intentar disminuir los cólicos y la diarrea que tiene desde que llegó.
Aunque todavía tiene una infección bacterial, la está combatiendo. Para los científicos, el comportamiento activo del animal indica que se está recuperando.
“Un día más, es un día bueno”, explicó el veterinario Antonio Rivera, a cargo de la salud del bebé de 3 semanas. “Lo que necesitamos es que nos de tiempo”, explicó el científico al asegurar que el cachorro está respondiendo bien al tratamiento médico. “En todo ha mejorado”, dijo Rivera mientras lo observaba nadar.
Durante la tarde y la noche de ayer, Aramaná se veía “contento”.
Durante la tarde y la noche de ayer, Aramaná se veía "contento". /Foto miprv
Nadaba tranquilo, salía a la superficie a respirar pausadamente y tenía buen apetito. Lo único que preocupaba a sus cuidadores es que se encorvaba, señal de que tenía cólicos.
“Es como lactar un bebé”
Para algunos de los voluntarios, es inevitable establecer la conexión del cachorro con un bebé humano. “Se parecen. Son testarudos como los bebés. Quieren hacer las cosas cuando ellos quieren. Y a veces para agarrarlo, como me pasó horita, no se dejan coger. Pero cuando quieren que los añoñen son como un ‘pancito sobao’. Y cuando toman el bibi se babean, mastican el biberón y hay que sacarle los gases con masajes en la panza” dijo entusiasmada Patricia Pérez, voluntaria del Centro desde 1999.
Grace Ortiz observa cómo su mamá, Patricia Rivera, le prepara la leche y las medicinas al manatí./Foto miprv
A los 13 años, la joven comenzó a estudiar los mamíferos marinos y desde entonces, se enamoró de estos animales. “Los manatíes son tiernos. Se logra como una unión con ellos (cuando lo alimentas). Es como lactar un bebé”, dijo la feliz mamá, que precisamente ayer la acompañaba su hija de cinco años Grace, que por primera vez le ayudó al director del Centro, el biólogo marino Antonio Mignucci, a darle la medicina a Aramaná.
Como Ana, Patricia y Grace, son muchos los voluntarios que deciden dedicar sus días a salvar estas especies luego de trabajar con ellos y conocer su biología.
El biólogo marino Antonio Mignucci, junto a voluntarios, entuba al manatí para alimentarlo y darle sus medicinas./Foto miprv
Para estudiar su biología
Anoche justamente un grupo de estudiantes colombianos del Departamento de Biología de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia llegó a Puerto Rico con su profesora Susana Caballero, con el interés de estudiar los manatíes en el Centro, ubicado en el Recinto de Bayamón de la Universidad Interamericana.
Estudiantes de la Universidad de los Andes en Bogotá, Colombia llegaron a Puerto Rico con su profesora Susana Caballero con el interés de estudiar los manatíes en el Centro./Foto miprv
Comezaron su adiestramiento a las 9:00 de la noche, mientras veían al doctor Mignucci y a varios voluntarios entubando a Aramaná para darle sus medicinas y su leche.
A unos pasos de su piscina, nababa Guacara, otro manatí adulto en cautiverio que llegó a Puerto Rico hace meses.
Los estudiantes de biología tienen mucho por aprender esta semana, cuando conozcan de cerca cómo se rehabilitan estas especies en peligro de extinción.
El Centro de Conservación de Manatíes del Caribe, dirigido por la Red Caribeña de Varamientos y la Universidad Interamericana de Puerto Rico, se dedica a la conservación de manatíes en peligro de extinción a través de programas de rescate y respuesta a varamientos, rehabilitación y cuidado veterinario, investigación poblacional y alcance comunitario en Puerto Rico y el Caribe.